![]() Las Isoflavonas son compuestos químicos que pertenecen al grupo de los fitoestrógenos, sustancias químicas que se encuentran en las plantas cumpliendo funciones “hormonales” ayudando al desarrollo de flores, tallos, entre otras funciones de crecimiento. La principal fuente de estos compuestos en la dieta humana es la soja en la cual las isoflavonas más abundantes son la Genisteína y Daidzeína, pero también pueden encontrarse en legumbres como la alfalfa, los guisantes y en general en los miembros de la familia Fabaceae, donde muchas otras de estas moléculas existen en pequeñas cantidades. Otras isoflavonas obtenidas en estos alimentos son formononetin (FO), glycytein (GY), biochanine A (BI), and coumestrol (CO). ![]() En los últimos años, estos compuestos han ganado interés por presentar actividad estrógenica, es decir, que pueden tener las mismas funciones que los estrógenos endógenos en el cuerpo humano (Estrona, 17β-estradiol y estriol), debido a su similaridad estructural y por la capacidad para unirse a los receptores de estrógenos desencadenando las mimas respuestas que estos (efecto agonista) o bloqueando la respuesta del receptor (efecto antagonista). Por lo anterior, los fitoestrógenos y específicamente las isoflavonas Genisteína y Daidzeína han ganado un amplio terreno en el mercado de los suplementos dónde se ofrecen como terapia de reemplazo hormonal o simplemente libres al consumo por sus buenos efectos en la salud. ![]() En la actualidad, no hay una recomendación de cuánto de isoflavonas o soya debe ser consumida por una persona, pero se ha reportado que la ingesta prudente de isoflavonas para los seres humanos se adquiere en la dieta, por lo que suplementar con isoflavonas puede llevar a un exceso de compuestos estrógenicos en el cuerpo. De hecho, el consumo de dietas ricas en isoflavonas en mujeres pre-menopaúsicas ha mostrado alterar el ciclo menstrual y la concentración de las hormonas LH y FSH, lo que lleva al alargamiento del ciclo de menstrual en las mujeres (1), también se han reportado casos de síndrome de infertilidad, alteraciones en el funcionamiento de la tiroides, se ha notado que actúa como interruptor endocrino y se ha relacionado con daños a nivel de la pituitaria, endometriosis y el ciclo menstrual luego de sobreconsumo en mujeres menores de 50 años (2). Sin embargo, estudios también han demostrado que las Isoflavonas estimulan la síntesis de vitamina D y aumenta la densidad mineral ósea favoreciendo la salud de los huesos y previniendo fracturas en mujeres post-menopaúsicas. Así mismo, isoflavonas han mostrado aminorar los síntomas asociados a la menopausia, por acción selectiva sobre los receptores de estrógenos, logrando así disminuir los calores, la pérdida ósea ya mencionada y algunos estudios reportan que hay una disminución en la incidencia de neoplasias asociados a estrógenos como el cáncer de seno y de endometrio. Sin embargo, no hay estudios conclusivos que indiquen que la disminución en la presencia de cáncer en mujeres suplementadas con fitoestrógenos sea debido a la acción de estos compuestos y de hecho estudios indican que el efecto es evidente únicamente en la fase inicial de la enfermedad pero no cuando la enfermedad ha comenzado. A nivel cerebral las isoflavonas encontradas en la soja evidenciaron efecto neuroprotector en ratas por evitar la muerte neuronal o por activar vías que protegen a las células del cerebro de daños ocasionados por sustancias toxicas como el MPTP y el 6-OHDA. Una explicación a los anteriores efectos encontrados por las isoflavonas es la preferencia de estas por el receptor de estrógenos tipo beta, el cual tiene mayor prevalencia en tejidos de riñón, cerebro, huesos, corazón y pulmones, lo que lleva a una mayor acción de estos compuestos en los tejidos mencionados. Por todo lo anterior, el consumo de isoflavonas en la etapa de menopausia y post-menopausia se reconoce por disminuir los síntomas asociados a la perdida de estrógenos como los calores, la sudoración, la pérdida ósea, prevención en la aparición de enfermedades cardiovasculares y disminución en el riesgo de cáncer de seno o endometrio, ganando así una gran adaptación en la terapia de reemplazo hormonal. No obstante, no se debe hacer caso omiso a los reportes de alteraciones en la salud reproductiva en mujeres en edad fértil y más aún se debe tener espacial precaución de los posibles efectos a largo plazo en infantes que son alimentados con fórmulas a base de soya, pues aunque no hay resultados que demuestren efectos negativos tampoco se ha mostrado que el consumo de fórmulas de leche a base de soya tenga ventaja sobre las fórmulas a base de leche de vaca o los niños alimentados con leche materna. En conclusión, el aumento en el consumo de soja por los efectos positivos en la salud gracias a las isoflavonas presentes en ella es aun motivo de discusión, en especial para personas menores de 50 años. Lo que sí es claro es que el consumo de soya en mujeres peri y post-menopaúsicas trae efectos beneficiosos por aliviar los síntomas que trae la pérdida de estrógenos con efecto selectivo y favorecedor sobre otros tejidos. 1. Cassidy a, Bingham S, Setchell K. Biological effects of isoflavones in young women: importance of the chemical composition of soyabean products. Br J Nutr. 1995;74(4):587–601. 2. Fernandez-lopez A, Lamothe V, Delample M, Denayrolles M. Removing isoflavones from modern soyfood : Why and how ? Food Chem [Internet]. Elsevier Ltd; 2016;210:286–94. Available from: http://dx.doi.org/10.1016/j.foodchem.2016.04.126
1 Comentario
10/27/2022 07:23:11 pm
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Natalia Areiza.Bióloga. Maestra en Ciencias de la Alimentación y Nutrición Humana. Apasionada por la nutrición y la neurociencia. Actualmente investigo como los alimentos que consumimos nos ayudan a tener una buena en la salud. Archivos
Enero 2020
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