![]() Como un mal chiste se ha extendido el mito social que el aguacate, por su alto contenido de ácidos grasos, es el símil del chicharrón en el grupo de los vegetales (Figura 1). Pero nada puede ser más lejos de la verdad. El chicharrón, es un alimento que proviene del cerdo y aunque es imposible negar su delicioso sabor, su origen hace que sea catalogado como una proteína animal lo que indica un alto contenido de grasas y proteínas. En contraparte, el aguacate, como es bien conocido, es de origen vegetal y esto hace que de partida sus constituyentes, especialmente proteicos grasos, sean diferentes a los encontrados en el chicharrón. Adicionalmente, en el aguacate se encuentran una serie de fitoquímicos que le dan adicionales propiedades benéficas al organismo que lo consume. Iniciando con las diferencias nutricionales de estos dos alimentos, lo primero es la cantidad de calorías que cada uno aporta. Mientras ¼ de aguacate o 30 g (Porción recomendada) aporta 48 calorías y contiene aproximadamente 4,6 gramos de grasa de las cuales 2,9 g son grasas monosaturadas, 0,7 g grasas saturadas y 0,6 g grasas poliinsaturadas; el chicharrón o tocino de cerdo, del cual se recomiendan 1/10 de libra o 50 g, aporta aproximadamente 392 calorías, 42,9 g de grasas las cuales son principalmente grasas saturadas, además de 60 g de colesterol del cual no se registra aporte por parte del aguacate. Por lo anterior, el consumo de chicharrón aumenta los niveles de colesterol en la sangre, lo que no sucede al consumir aguacate, y es por eso que los profesionales de la nutrición recomiendan su consumo en pequeñas cantidades. ![]() Tanto el aguacate o Persea americana como el chicharrón se reconocen como una excelente fuente de energía, pues de un gramo de grasas se obtiene 9 Kcal en tanto de proteínas y carbohidratos solo se obtiene 4 Kcal. Sin embargo, debido a la riqueza de ácidos grasos saturados en el chicharrón, este delicioso alimento se convierte en una amenaza para el organismo y más si se consume en exceso pues predispone al consumidor a un aumento del colesterol sanguíneo, aterosclerosis y enfermedad coronaria. Esta diferencia en la composición y tipo de grasas presentes es fundamental pues cada una tiene una función y un comportamiento diferente cuando actúan en el organismo. Así, las grasas saturadas, dada su estructura química ausente de enlaces dobles, se empaquetan y solidifican más fácil por lo que son más dañinas y propensas a taponar vasos sanguíneos. Las grasas saturadas, mono o poliinsaturadas, al poseer dobles enlaces en su estructura las hace más fluidas y por tanto es más difícil que se compacten manteniéndose de manera más libre en el organismo (Figura 2). De hecho, las grasas saturadas son los principales componentes de las lipoproteínas LDL, una pequeña esfera compuestas de ácidos grasos, colesterol y cubiertas por proteínas que transportan el colesterol desde el hígado hacia los tejidos periféricos. Cuando la cantidad de colesterol transportado en las LDL supera la cantidad de colesterol necesaria por el organismo, el exceso tenderá a acumularse y formar la llamada placa ateroesclerótica. ![]() Por otro lado, las grasas mono y poliinsaturados, al que pertenecen los ácidos grasos omegas (ω) 3, 6 y 9, no se acumulan como colesterol y su consumo se ha asociado como factor protector ante enfermedades coronarias, además que su ingesta es indispensable ya que el cuerpo no es capaz de fabricarlos. Así, consumir aguacate es bueno para la salud ya que aporta grasas saludables además de antioxidantes y compuestos bioactivos que le atribuyen propiedades curativas y preventivas ante enfermedades coronarias, por disminuir los niveles de colesterol, LDL y triglicéridos en sangre, a la vez que aumenta la presencia de moléculas HDL o “colesterol bueno”, responsable de transportar el colesterol desde los tejidos hasta el hígado y así poder ser desechado del cuerpo. Otro beneficio del consumo de aguacate es su contenido de vitaminas A, C y E y del complejo B y minerales como el calcio, magnesio, potasio, hierro y fosforo y su alto contenido de agua que oscila entre 60 a 80% de su peso. Lo anterior hace que el consumo de esta fruta favorezca el funcionamiento del cerebro y ayuda a restaurar los glóbulos rojos en sangre, entre muchas otras propiedades que se han identificado recientemente (Figura 3). Finalmente, aunque el aguacate como el chicharrón son ricos en grasas, el tipo de grasas que los constituyen son muy diferentes; en el chicharrón son principalmente grasas saturadas mientras en el aguacate son insaturadas. También es claro que el aguacate tiene más propiedades benéficas para el organismo por aportar sustancias que ayudan a prevenir enfermedades coronarias como los ácidos omegas 3 y 6, cosa que no sucede con el chicharrón y el cual en su lugar genera un incremento de grasas y colesterol sanguíneo que se puede acumular si es consumido en exceso o si no es gastado oportunamente por el cuerpo a través de actividad física intensa, y por último el exquisito aguacate aporta más vitaminas y minerales, comportándose como un alimentos más completo y sano. En conclusión, ¡el aguacate no se compara ni con una pata de chicharrón! Y su consumo es recomendado por aportar grasas esenciales al organismo, aportar micronutrientes y prevenir enfermedades.
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Natalia Areiza.Bióloga. Maestra en Ciencias de la Alimentación y Nutrición Humana. Apasionada por la nutrición y la neurociencia. Actualmente investigo como los alimentos que consumimos nos ayudan a tener una buena en la salud. Archivos
Enero 2020
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